Triduo | Día 2 – Meditamos sobre la vida del Cardenal

Guía: El cardenal Eduardo Pironio, cuya Beatificación celebraremos, siendo sacerdote acompañó a los laicos motivando la corresponsabilidad en la “Iglesia misterio de comunión misionera”. Fue asesor de los Jóvenes de Acción Católica de la diócesis de Mercedes y, más adelante, Asesor Nacional de la Acción Católica Argentina.  Sirvió como Rector del seminario de Buenos Aires y decano de la facultad de teología de la Universidad Católica Argentina.

Designado obispo auxiliar de La Plata, en 1964, por el papa San Pablo VI, el carisma, el pensamiento y la fuerza espiritual y pastoral de Pironio se expandió a nivel continental y mundial. Participó en las dos sesiones finales del Concilio Vaticano II y luego, como secretario general y presidente del Celam, ayudó a forjar la fisionomía de la Iglesia latinoamericana y caribeña del post concilio.

Fue obispo auxiliar en La Plata, administrador diocesano en Avellaneda, obispo de Mar del Plata.

En 1975, San Pablo VI lo nombró pro-prefecto de la Congregación para los Religiosos y los Institutos Seculares y San Juan Pablo lo designa prefecto de los laicos.

Discípulo incansable, comprometido, sensible y generoso el padre Eduardo asume su servicio y lo nutre con la cercanía de María, nuestra Señora del Adviento, su madre, y la nuestra.

Nos disponemos a escuchar la Palabra, que iluminó su vida e ilumina la nuestra.

Lector: De la Carta de San Pablo a los Romanos 12, 11

Con solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor.

Silencio breve

Guía: su disponibilidad total y gozosa: “Yo soy la servidora del Señor”. El misterio de María comienza así: en una entrega radical y generosa al plan de Dios (en la encarnación del Hijo de Dios, en el misterio de su cruz pascual, en la fidelidad al Espíritu de Pentecostés). “María fue avanzando en la peregrinación de la fe” (LG, 58). Cardenal Pironio La alegría de la fe

Pidamos juntos:  Por intercesión del Beato, te lo pedimos Señor

  • Que a ejemplo de María sepamos responder al llamado del Señor. Oremos
  • Que nuestra fidelidad y amor a Dios se vea en nuestro servicio a los hermanos, en especial a los que sufren y esperan. Oremos
  • En el silencio del corazón o en comunidad ponemos nuestras intenciones…

Rezamos: Padre Nuestro. Ave María y Gloria.  –

Beato Eduardo Pironio- Ruega por nosotros. –

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